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BOHEMIAN RHAPSODY

(Freddy Mercury)

Álbum: A night at the Opera - Queen - 1975

DE LA SONRISA A LA REINA

Queen nació de las cenizas de un grupo anterior, Smile, en el que estaban el guitarrista Brian May y el baterista Roger Taylor. A principios de 1971, May y Taylor reclutaron al bajista John Deacon y a un tal Freddy Mercury, nacido Farrokh (Freddy) Bulsara en Zanzíbar, una isla del África Oriental que perteneció a Gran Bretaña hasta su independencia como parte de Tanzania. El padre de Mercury había sido funcionario de la administración colonial.

Freddy había ido a la misma escuela de artes a la que asistieron Ron Wood y Pete Townshend. Estas instituciones eran una salida interesante para todos los que no querían languidecer como cajeros de un banco o vendedores de zapatos y no veían claro su futuro. John Lennon y Brian Eno son otros dos de unos cuantos rockeros británicos que pasaron por este tipo de escuelas.

La música del grupo podía darle un nuevo sentido al término "ecléctico". Podía combinar con felicidad la formación clásica de Mercury y su amor por la ópera y el music hall con el frenesí rockero de May, toques soul, baladas pop, bases funkies, complejas armonías corales... todo esto integrado de una manera a la que nunca nadie pudo siquiera acercarse sin sonar ridículamente forzado y sin encanto. Queen era un grupo muy pretencioso, cierto: pero rara vez se quedaba a mitad de camino...

Por analogía con el sobrecargado estilo artístico que imperó en Europa y América durante el siglo XVII, se ha dicho que, en unos cuantos momentos (en especial con la canción a la que ya llegaremos) la música de Queen es barroca. En rigor de verdad, el barroco tenía una tendencia a la oscuridad que no se aprecia en Mercury y compañía; más ajustado sería definirla como rococó, por el estilo que evolucionó en Francia en la primera mitad del siglo XVIII a partir del barroco, también caracterizado por el exceso, pero con una orientación mucho más mundana y aristocratizante. Queen le hubiera encantado a Luis XV, tengo para mí.

Mercury era un frontman perfecto, combinando el desenfado rockero de Mick Jagger, la ampulosidad de James Brown y la provocativa imagen transexual que caracterizó a las estrellas del glam-rock (lujo, color, plumas, lentejuelas, zapatos con plataforma, teatralidad, maquillaje). Y además estaba su voz, una voz de un rango y un caudal insólitos para la música popular (tres octavas y media). Recordemos que, cuando se realizó el recordado recital en Wembley en conmemoración de su muerte, se necesitó a Elton John y Axl Rose para cubrir las partes cantadas por él solito en "Bohemian Rhapsody". (También hay una versión que produce la inverosímil conjunción de ¡Montserrat Caballé y el Iron Maiden Bruce Dickinson! en un disco de la primera).

May era el artesano, el que pulsaba con una moneda las cuerdas de una guitarra que había hecho él mismo, el dueño de un estilo que lo separaba de todos los guitar heroes de la época. Roger Taylor parecía en una primera escuchada un típico baterista rockero, pero si se prestaba atención se descubría a un músico completo, que además componía y cantaba muy bien. Deacon, relegado ante semejantes estrellas, se las arreglaba para lucirse donde le dejaban un hueco, en especial en el álbum "The game" de 1980 (en "Crazy little thing called love", y especialmente en su superhit "Another one bites the dust") y en la maravillosa "Under pressure", resultado de un espontáneo momento de colaboración de la banda con David Bowie.

LA REINA COMIENZA A MATAR

Queen recién consiguió un contrato de grabación en 1973. El resultado fue su primer álbum, que llevaba el nombre de la banda, y que no resultó un gran suceso. No fue hasta el año siguiente, cuando el número de cabaret "Killer Queen" trepó hasta el segundo lugar en los charts británicos, que la banda pudo afirmarse y comenzar una gira por Europa y América del Norte.

Tras "Queen" vinieron "Queen II" y "Sheer Heart Attack" al año siguiente. La falta de éxito y las tópicas peleas de una banda de rock con su compañía y su manager hicieron que 1975, el año del despegue de la banda, comenzara siendo el año en que parecía que todo se iba al demonio. Quien dio el primer paso a la salvación fue John Reid, el ex manager de Elton John, quien ordenó los agobiantes problemas legales y financieros y les dio el respaldo necesario como para que se dedicaran exclusivamente a hacer la música que querían hacer. Como dice Roger Tayler en un DVD recientemente editado: "Y sí, creo que fue un quiebre. Teníamos una confianza en nosotros mismos realmente insana".

Con el productor Roy Thomas Baker, Queen grabó en 1975 el disco que permitiría su despegue: "A night at the Opera", título surgido de la película homónima de los Hermanos Marx. En él hay rock del bueno, como en "Death on two legs" (una no muy disimulada demostración de odio hacia su ex manager), "Sweet Lady", una versión guitarrera del himno británico y la fierrera "I'm in love with my car", de Roger Taylor. Hay folk ("'39"), acercamientos al jazz ("Good Company", "Seaside Rendezvous"), experimentos complejos ("The Prophet song"), music hall ("Lazing on a Sunday afternoon"), pop ("You're my best friend"), baladas perfectas (la bella "Love of my life" de Brian May)... y sí, esa deformidad absoluta e inexplicable que es "Bohemian Rhapsody": el primer Número Uno de la banda en Gran Bretaña y Disco de Platino en Estados Unidos.

CÓMO SE GESTÓ LO INEXPLICABLE

Hacia mediados de los años '60 se produjo una revolución en las técnicas de grabación de la música popular, debida no tanto a avances técnicos como a un empleo mucho más original, atrevido e inteligente de los recursos existentes. El principal descubrimiento de gente como los Beatles, George Martin y Brian Wilson fue la posibilidad de usar un estudio de grabación como si fuera un instrumento más, algo que ya en los '70 fue llevado un paso aún más allá por Alan Parsons y los Pink Floyd para "Dark side of the moon". Para la época de grabación de "A night..." la tecnología había subido un par de escalones más (máquinas de 24 canales de grabación en vez de los apenas 4 de una década atrás) y eso no escapaba a los Queen.

Por entonces, Freddy Mercury era todavía muy metódico: trajo "Bohemian..." compuesta casi en su totalidad, antes de empezarla a grabar; sus compañeros recuerdan que la trajo escrita en la parte de atrás de una guía telefónica. La tarea de grabar el tema fue monumental: comenzando el 24 de agosto del '75, llevó tres semanas enteras; la mezcla, dos días.

Mercury dividió el tema en tres secciones muy definidas y trabajó las tres por separado. Freddy era el único que tenía el tema entero en la cabeza: los demás grababan durante horas sin saber muy bien cuál iba a ser el resultado. Un día entero de trabajo producía a veces un fragmento de unos pocos segundos; sin embargo, ese fragmento no sonaba a nada parecido. Las armonías vocales podían remitir a Yes o los Beach Boys; la parte rockera, a Led Zeppelin, pero el conjunto era algo diferente. Y ni hablar de la parte intermedia, la de la ópera bufa.

El tema comienza con una armonía a cuatro voces (en realidad cuatro pistas de Mercury solo). Luego sigue un piano (¡que es el que usó Paul McCartney en "Hey Jude"!) y la voz solista de Freddy, con una melodía muy melancólica a la que de a poco se unen la guitarra, el bajo y la batería, acentuando con electricidad un encadenamiento descendente de acordes típico de las baladas rockeras. Luego la guitarra de May y unos bruscos cambios de tonalidad dan paso a la increíble sección operística, la que pese a durar poco más de un minuto es la parte que llevó más tiempo de grabación y lo más original del tema.

La grabación de este intermezzo duró siete días, en sesiones de diez a doce horas. Originalmente era bastante corta, pero se fue alargando porque a Mercury se le ocurrían a cada rato ideas nuevas, a cada cual más delirante. Allí se cita a Scaramouche, un sardónico y jactancioso espadachín de la época de la Revolución Francesa, creado por el escritor italiano Rafael Sabatini en los años '20. Lugar común del concepto popular de ópera, abundan las palabras italianas ("Galileo", "Fígaro", "magnífico", "mamma mia"). También se habla del fandango, una antigua danza popular española, y de "Bismillah", que es la primera palabra del Corán, y significa "En nombre de Alá". Los musulmanes devotos la pronuncian antes de comenzar alguna tarea especialmente difícil, o importante.

Recordaba Mercury, en una ocasión: "La sección de ópera fue el gran desafío, porque queríamos recrear una gran armonía nosotros tres. Creo que entre los tres, Brian, Roger y yo, recreamos un efecto de coro de 160 a 200 integrantes. Es un tremendo rango de armonías, involucró hacerlo una y otra y otra vez para que sonara más y más grande. En la parte del "no, no, no" en diferentes escalas, nos sentamos ahí cantando "no, no, no" como 150 veces. Nos volvimos locos".

La máquina de grabación de los estudios Rockfield tenía 24 canales, lo que la hacía a todas luces insuficiente para el desafío de grabar semejante cantidad de capas de sonido. Lo que se hizo fue regrabar voz sobre voz, hasta ocho veces; la cinta había pasado tantas veces sobre los cabezales que la capa de óxido se gastó y la cinta se volvió casi transparente...

El coro operístico termina desembocando en un espectacular y orgásmico estallido de furia rockera, cantado como los dioses por Mercury, que uno ha escuchado montones de veces pero siempre sigue esperando que llegue, a ver si esta vez deja de sorprendernos, y no... no hay caso. Pareciera que uno siempre escucha esa parte como si fuera la primera vez.

Los riffs ascendentes de guitarra con que acaba esta parte, cosa particular, fueron compuestos por Freddy Mercury. Brian May siempre dijo que, en vivo, no los tocaba: luchaba con ellos....

Tanta energía liberada lleva a un final tranquilo, un poco Beatle, en el que se vuelve al tempo y la forma del comienzo. La canción va progresivamente aquietándose, hasta acabar en un gong apenas audible, y a uno le queda la sensación de que para qué, por qué no sigue, minutos, días, años. Pero, como dicen los Vox Dei, "todo tiene un final / todo termina".

Cuando los ejecutivos de EMI escucharon por primera vez la canción, propusieron que se cortara la sección intermedia, porque con sus seis minutos la canción era demasiado larga para los parámetros radiales de entonces (de hecho ya se le había cortado cerca de un minuto). Aquí aparece alguien a quien nunca le agradeceremos lo suficiente: el programador de Capital Radio Kenny Everett, amigo de Freddy, quien difundió varias veces un demo del tema. La canción se convirtió instantáneamente en un éxito, algo de lo que los Queen al principio no estaban muy seguros: creían que una canción semejante podía ser un gran éxito, pero también un terrible fracaso.

El suceso de "A night..." sirvió para que se reeditaran los tres álbumes anteriores; y los cuatro estuvieron simultáneamente entre los 20 más vendidos en Gran Bretaña, algo nunca visto.

Como Mercury nunca fue muy explícito ni sobre la letra ni sobre el título, hay diversas explicaciones dando vueltas. Por mi parte, nunca me interesó explicar una letra (algo por cierto bastante pretencioso) sino más bien hacer luz sobre alguna referencia, analogía o metáfora que pudiera pasarle de largo a alguien no avisado. Disfrutar de la poesía no tiene nada que ver con despejar incógnitas en una ecuación, muchachos.

En cuanto al título, la explicación más sensata es que es una oblicua referencia a las "Rapsodias Húngaras" del compositor Franz Liszt. Una rapsodia es una composición fluida, con cambios de estructura bien integrados en el conjunto, algo que en "Bohemian Rhapsody" se verifica claramente. Lo de "bohemia" pareciera ser más una referencia al estilo de vida nocturno y libertario que a la región de Europa Central de ese nombre. Pero por cierto, todo esto no es demasiado importante.

¡MAGNIFICO!

"Bohemian Rhapsody" fue un tema innovador en otro campo: el de los entonces incipientes videoclips.

Si bien no es el primer videoclip (ni siquiera de Queen) sí es el primero que funcionó como soporte promocional del simple. Hasta entonces, los artistas o bien hacían playback en vivo en TV (¡horror!) o bien (¡horror de horrores!) se acompañaba una grabación de la canción con unos bailarines haciendo unas absurdas rutinas... ¡Otro mérito del tema: habernos ayudado a librarnos de semejantes bochornos! Desde entonces, los videos se hicieron costumbre.

En 1992, siguiendo la estela del éxito del filme "El mundo según Wayne", de Mike Myers, se lanzó un segundo video, que incluía material de la película, en la que, recordemos, aparecían Wayne y sus amigos escuchando la canción. Incluso se reeditó como simple, con nuevo éxito (otra vez Número Uno en Gran Bretaña).

Entre los covers destacados están los de los Fugees, Phish, Flaming Lips, el "Rap, soda y bohemia" de Molotov y dos versiones de programas humorísticos de TV: la de los ingleses de Bad News (producida en 1987 por Brian May y con ¡John Deacon! en voces) y la de los argentinos de "Todo por dos pesos" (2001), la desopilante "Clericó".

Tras el éxito mundial de fines de los '70, Queen entró a los '80 con paso irregular. Luego Freddy murió de SIDA en 1991, y al año siguiente hubo un recital para recordarlo, el ya citado de Wembley. Hubo otro disco de Queen con temas inéditos de Freddy, y en 2005, Taylor y May se embarcaron en una nueva gira con Paul Rodgers de Bad Company en voces. John Deacon no quiso participar en este carnaval necrofílico. Él, que nunca cantaba y apenas abría la boca, por una vez habló, y habló por muchos de nosotros: dijo "Queen murió con Freddy".

Como dijeron los Smiths, The Queen is dead.

 

¿Esto es la vida real, o es sólo fantasía?

Atrapado en un alud, sin escape de la realidad

Abre tus ojos

Alza tu mirada a los cielos y ve

Sólo soy un pobre chico, no necesito compasión

Fácil venida, fácil ida, un poco alto, un poco bajo.

De cualquier manera que el viento sople

Realmente no me importa

Mamma, maté a un hombre

Apoyé una pistola en su cabeza, jalé el gatillo

Y ahora él está muerto

Mamma, la vida sólo empezaba

Pero ahora me he ido y desperdiciado todo

Mamma, oh, no quería hacerte llorar

Si no estoy de regreso mañana a esta hora

Continúa viviendo como si nada importara realmente

Es tarde, mi tiempo se ha terminado

Siento escalofríos bajando por mi espalda

Mi cuerpo me duele todo el tiempo

Adiós a todos, me tengo que ir

Debo dejar todo atrás y enfrentar la verdad

Mamma, oh, no quiero morir

Algunas veces quisiera no haber nacido nunca

- Veo una pequeña silueta de un hombre

Scaramouche, Scaramouche ¿Vas a bailar el fandango?

Los rayos y truenos me atemorizan mucho

Galileo, Galileo, Galileo, Galileo fígaro

Magnífico, oh, oh, oh

- Sólo soy un pobre chico, nadie me ama

- Él es sólo un pobre chico que viene de una familia pobre

Apiádense de él y de la monstruosidad de su vida

- Fácil venida, fácil ida ¿me dejarás ir?

- Bismillah, no, no te dejaremos ir

- Déjenlo ir

- No, no , no, no, no, no.

- Oh, mamma mía, mamma mia, mamma mia déjame ir

Belcebú ha enviado a un demonio a mi lado para mí

Para mí ¡Para mí!

¿Te pensás que podés tirarme piedras y escupirme en la cara?

¿Te pensás que podés amarme y abandonarme para que muera?

Oh, nena, no podés hacerme esto a mí, nena

Sólo salí de aquí, sólo salí de aquí mismo

Nada importa realmente, cualquiera puede verlo

Nada importa realmente, nada me importa realmente a mí

De cualquier manera que sople el viento

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