A LUIS ALBERTO, QUE SE ACABA DE SUBIR AL TAXI DE SUS SUEÑOS

Luis Alberto: siempre estás presente. Te cuento que no sabemos qué hacer con tantas tizas pulverizadas y con los sacapuntas que se nos desarman entre los dedos. Y que aunque agarramos tu cajita de lluvia y la damos vuelta y la miramos desde todos los ángulos posibles todavía no sabemos ni siquiera por dónde carajo se abre o cómo se enciende. (Si no podemos hacer llover…es inconcebible pensar en amar). Este ramito de versos se secará muy pronto. Pero es lo mejor que puedo ofrendarte. [Por el amigo de la casa Patricio Flores].

“Sólo somos pies para caminar”, y en cinco palabras
resumiste la naturaleza de toda vida.
Y nuestras almas que caminan confundidas
siguiendo los vestigios de griegos y latinos
al escuchar Tu voz, se redescubren
y alucinan.

La vida…
minué solemne y sin objeto claro
Con comienzo y con final
Sólo explicable
por la gracia de unos pocos.

Y porque cada tanto
puede que caiga de algún cielo
una chispa loca y bailarina
que haga arder las antorchas que una vez
bajaron desde el sol
y que hasta hoy, entumecidas,
laten y tiemblan tímidas en pisos
de tierra despareja
y deslucida.

Tu compañero, el “Gordo”, alguna vez nos dijo
que nunca se había ido
y siempre estaba llegando

¿Será así nomás?

¿Será que de tanto en tanto
aparece uno que grita el “piedra libre”
y nos llena de arena el relojito
para que sigamos al menos intentando?

Vos ya lo viste Luigi, nosotros
siempre
de cine en cine, de libro en libro,
de mariposa a oruga.

Mientras un dios bonachón nos muestra  y nos oculta
árboles que hablan,
calandrias que callan.

Y cada tanto

un Miguelito, una Águeda,
espíritus que parten hacia otros tiempos
cuyas colas nos explotan en los ojos
y por unos instantes pareciera
como que se descorre un velo
y vemos,
o mejor dicho
espiamos
un ratito al menos.

Luis Alberto,
por tu signo juglaresco
fuiste amado
por mujeres imposibles,
mujeres vedadas, escondidas
en un mundo previsible
donde abundan
unos
y escasean
otros…

(Cuando las Musas te acariciaban
de algún modo
resultábamos todos acariciados.
Y así estaba bien. Muy bien).

Escuchame atentamente

Ahora que diste el “piedra libre” y te escapaste
de tantas perinolas y de trompos
de ábacos, langostas
y tortugas…
Pero también
de un puñado de niños
y perros canfinfleros
quienes junto al sol y a ciertas muchachas bellas
vivifican y embellecen al planeta
sin saberlo.

no te pierdas
en un cielo que de tan grande
no existe.

Tenenos presente
que acá seguimos meta perinola y metamorfosis
hasta llegar caracoleando
al olvido.

Y si cualquier día de éstos ves
que no podés más de soledad
ya sabés.
La mesa siempre está puesta
para Vos.

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