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ORDENANDO LAS CANCIONES DE UN DISCO

En el comentario a "Fuerza natural", el último disco de Gustavo Cerati, se me ocurrió postular que una de las razones por las cuales el disco no me impresionó de entrada pudo haber sido que las mejores canciones estuvieran promediando la placa, y no en el comienzo. Recuerdo que reordené los temas del disco, ubicando al inicio de la lista de reproducción "Rapto", "Naturaleza muerta" y "Dominó", que dejé en el medio de la lista los temas más folk, todos juntos, y automáticamente el disco me empezó a gustar más. Entonces recordé que para muchos músicos, el orden en que aparecen las canciones es muy importante, no tiene nada de casual, y me propuse pensar un poco el tema. Creo que el momento de fracasar en ese intento es hoy, apenas unos tres años y pico después. (Mi vida yo).

Tengo algunas ideas para criterios ordenadores, que son las siguientes. Algunas pueden combinarse, otras no. Si tienen alguna opinión al respecto, no duden en transmitírmela. Que para dudar ya estoy yo...

1) Alternar las canciones de tempos más urgentes y las de tempos más tranquilos. Ejemplos: casi todos los discos de los Beatles, casi todos los discos de Charly García... casi todos los discos, bah.

2) Comenzar con canciones gancheras y polentosas, seguir con los midtempos y las baladas, cerrar con otras canciones gancheras y polentosas. Es habitual en los discos en vivo, como en todos los de los Rolling Stones, o en "The song remains the same" de Led Zeppelin, o en "Disco pirata" de Los Rodríguez o en "Ruido blanco" de Soda Stereo. ¿Un caso de disco de estudio con ese orden de temas? "Born in the USA" de Bruce Springsteen, que en realidad termina con una balada, "My hometown", pero porque...

... los recitales suelen finalizar con un himno como bis final, al estilo de "Eiti Leda" en "No llores por mí Argentina" de Serú Girán, "Inconsciente colectivo" en "Yendo de la cama al living" de Charly García, "Y dale alegría a mi corazón" en "Tercer Mundo" de Fito Páez, "Juguetes perdidos" en "Luzbelito" de Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota, "Biko" en "Peter Gabriel III", "40" en "Under a blood red sky" de U2, "Free bird" en "One more from the road" de Lynyrd Skynyrd, et al.

3) Las mejores canciones deben abrir y cerrar el disco. En las épocas de los vinilos y los casetes, también era importante tener un buen tema para abrir el lado B. Aunque un riesgo de tener un gran comienzo es que el oyente escuche como en un loop los primeros temas una y otra vez y se olvide del resto. Es lo que me pasa con "Nevermind" de Nirvana y esa tremenda sucesión de "Smells like teen spirit", "In bloom" y, sobre todo, "Come as you are".

George Martin era un decidido partidario de este criterio. Claro, hay que ver si al artista le alcanzan las buenas canciones o está obligado a comprarlas vía Sprayette... Por el contrario, The Police arrinconaba al final las canciones más experimentales, y cuando Sting tomó el absoluto control creativo de la banda, allá fueron a parar las de Andy Summers y Stewart Copeland... Prácticamente toda mi solidaridad, diría 5/7 de mi solidaridad... con Sting, que es el que compuso casi todas las mejores canciones, salvo tal vez "Friends" que es de Andy y "On any other day" que es de Stewart.

4) Cuando en una banda hay más de un cantante o compositor, conviene alternar sus canciones lo más que se pueda: de otro modo, se da la sensación de falta de cohesión grupal. Ejemplo: los omnipresentes Beatles, los Traveling Wilburys, Los Abuelos de la Nada de 1982 a 1985, Serú Girán.

5) Para evitar cierta sensación de monotonía, es preferible alternar canciones de estilos diferentes, y otra vez el mejor ejemplo son los discos de los Beatles, o los de The Clash, o los de Sumo. Sin embargo, si el álbum no es muy copioso, como "Rust never sleeps" de Neil Young & Crazy Horse, no queda tan mal colocar juntos los temas similares estilísticamente. Ese disco tiene un lado eléctrico y rockero y otro folk, como "Bringing it all back home" de Bob Dylan. Algo similar pasa con "Low" y "Heroes" de David Bowie, con un lado A más pop y uno B más experimental. "Genesis" de Genesis tiene un lado A predominantemente progresivo, casi un spin-off del Genesis de los años ´70, y un lado B pop. Pero, repito, no se trata de discos muy extensos.

En el caso de los discos de bandas de poca apertura estilística, fáciles de encasillar dentro del heavy metal, blues, reggae o lo que fuere... Y sí, no hay arreglo posible.

6) Establecer un contraste o complementación entre las letras de los temas, por ejemplo entre los que abren ambas caras del vinilo: por caso la dupla "Necesito tu amor" y "No voy en tren" ("no necesito a nadie / a nadie alrededor") abriendo cada lado en "Parte de la religión" de Charly García. Un caso especial de este criterio son los discos conceptuales, cuyas letras cuentan una historia, digamos "Tommy" o "Quadrophenia" de The Who o "La Biblia" de Vox Dei.

7) Los separadores entre temas terminan siendo molestos, y desde que existen los CDs o los archivos mp3 están destinados a que se programen los reproductores para saltearlos: es lo que pasa con los de "Lobo suelto cordero atado" de Los Redonditos de Ricota, o con los sonidos de animales en el "Volumen IV" de Billy Bond & La Pesada del Rock & Roll. Los extraños y graciosos intermedios folklóricos de "Gol de mujer" de Divididos pueden ser una excepción ("Clavador de querubín", "Letra gótica", "Niño hereje", "El gordo legüero").

 

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