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* * * * * Tres o cuatro mamarrachos con los que yo estoy mejor * * * * *

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HUELE A ESPÍRITU ADOLESCENTE

Las grandes revoluciones del rock (Elvis, Beatles, Dylan, Stones, Sex Pistols, Nirvana) fueron llevadas adelante por chicos de poco más de 20 años. Lo mismo pasó en el rock argentino... o al menos hace un buen tiempo era así. ¿No es llamativo que las bandas principales de hoy sean las mismas de siempre, que hace rato que nadie nuevo se presente a destronar a los viejos reyes?

VEINTICINCO ABRILES QUE NO VOLVERÁN

La Beatlemania explotó en Estados Unidos en 1964, cuando el mayor de los cuatro Beatles tenía 24 años. Elvis ya era Elvis a los 20. Pasa lo mismo con otras bandas cruciales de la historia del rock: los Rolling Stones le cambiaron la cara al rock cuando Jagger, Richards y Brian Jones no tenían 25 años; la explosión punk fue detonada por banditas de pibes que no habían podido entrar a la universidad (los Ramones en Nueva York, los Sex Pistols en Londres); el último gran sacudón, el de Nirvana a principios de los '90 (¡ya pasaron 14 años de "Smells like teen spirit"!) sigue las mismas pautas.

Esto no quiere decir que alguien que pase los 25 no puede componer un disco memorable o hacer una gira que le vuele la cabeza a todo el mundo; nada más lejano a la realidad (¿alcanza con citar "All that you can't leave behind" o "So" o "Piano Bar"?). Pero los grandes discos de artistas en la madurez de su talento suelen ser retornos a las fuentes: nunca desatan un cambio de tendencias estéticas. Cada vez que el rock mutó de eje, esa mutación vino de la mano de un relevo generacional.

Por estas latitudes, la historia no es demasiado diferente. Los primeros en convertir el rock en un fenómeno masivo (Los Gatos), la banda más creativa de fines de los '60 (Almendra), el grupo que trajo a los adolescentes al rock (Sui Generis), la banda principal del recambio de los '80 (Soda Stereo) eran pibes de 20 años o poco más.

Las bandas más convocantes de este 2005 que ya se va (la Bersuit, Los Piojos, Las Pelotas, La Renga, Babasónicos) están formadas por gente que está más cerca de los 40 que del secundario. El éxito les sonrió a Los Piojos y La Renga (los más precoces) a mitad de la década pasada; la Bersuit y Babasónicos pasaron a la primera fila con el cambio de siglo, y Las Pelotas (paradójicamente, la banda formada por los rockers más veteranos) tuvo que esperar hasta 2003 para tener un disco de venta masiva. Detrás vienen los próceres (Charly, Spinetta, Fito, Calamaro, Gieco, Vicentico, el Indio Solari, Skay, Divididos), algunas bandas cuyos integrantes rondan los 30 años (Catupecu Machu, El Otro Yo, Árbol, Intoxicados) y después... ¿Después? ¿Dónde están los pibes hoy?

¿UBI SUNT?

No afirmo que no haya bandas de chicos haciendo cosas valiosas: afirmo que no están provocando un cambio musical, o ideológico, o de imagen, o de algo. Me pregunto porqué.

Uno podría acusar a las compañías discográficas de apostar a lo seguro y no dar lugar a lo nuevo... si en verdad todavía quedaran en pie compañías discográficas poderosas. Durante la debacle de 2001-2002, hasta tuvieron que devolverle contratos a artistas como Divididos (!). Proliferan como nunca las ediciones independientes y las radios de baja potencia, así que la difusión no es el problema.

¿Tendrá algo que ver la debacle de la educación pública, acentuada a niveles patéticos en la década del '90? Dudo: el rock le debe casi todo a su fricción continua con los sistemas educativos anquilosados, no a su aliento o amparo.

¿Ya está todo inventado? Absurdo: justamente ésa es la condición necesaria para un salto, que ya parezca todo inventado, que no haya nada nuevo. ¿Aquellos que estarían en condiciones de darle una patada en el culo al rock hoy se están dedicando a otra cosa, tal vez la música electrónica, el cine, la TV, las animaciones en Flash? Ni me molesto en responder.

¿Y ENTONCES?

En síntesis, y como me sucede muy a menudo, no llego a nada concreto. No sé por qué no conocemos una banda de pibes que rompa todo, que haga que salgan multitudes a comprarse una guitarra o un teclado (o una PC) para tocar sus temas, que haga que todos corran a copiarles el look, que conquiste la masividad con armas nobles. Qué se yo.

Queda apostar a que, a lo mejor, esa banda que cambia la historia realmente existe, o está a punto de empezar a existir.

Quién sabe: tal vez ahora mismo está tocando para tres borrachos a la vuelta de tu casa, mientras vos estás navegando por Internet y leyendo estas mismas líneas.

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